Adamar
Adamo el corro de miradas en un soplo subrepticio, el roce y la cercanía que requiebra tu contraste, compartir un momento al costado de tu oído, o sostener en el borde tus imágenes. Adamo que tomes prestados latidos y afecciones. Yo te adamo en secreto, en un secreto inmarcesible que se hunde por fuera de tu antigua poquedad y me impide dislocarte.